Campo libre, diversión asegurada!

-captado.- dice asintiendo, sonriendo levemente.

-Y eso si no te matan...

- mas emoción aún.- alardea.

-No hay emoción si no tienes opciones de protegerte...

- lo sé, lo sé.- dice algo pensativo.

-El sabe como usar las maldiciones imperdonables y no hay nadie que le diría algo por usarla...

" En menudo lio te has metido Razz" se dijo a si mismo, algo preocupado.

-¿Y que tal si hacemos el juramento inquebrantable?
Este era de costumbres muggles por lo que podía timarle.

- y que mas, firmo ya mi testamento?- pregunta riendo.

-¡No sabes lo qu es!- dije riendome de el.

- que no se que es el juramento inquebrantable?- dice riendo. - en serio, tendrás tus pruebas y ya está.- dijo serio.

-Si te atrevieses harias el juramento...

- ya ves, a veces es dura la vida.- explica tumbándose en la escoba. - no soy tan imbécil como para aceptar un juramento inquebrantable.- añadió sonriendo, despreocupado.

- Hay alumnos de nuestra edad que todavía los aceptan...-dije riendome.- No serías el unico, hay demasada gente de familia muggle.

Ríe con él. - debe ser divertido eso de hacerle un juramento inquebrantable a alguien.- comenta. - tu lo hiciste?- pregunta.

-Lo intente pero nada me pillo un prefecto- sonrei.- Pero el muy tonto no supo quien era yo porque me cambie la cara.

- Claro, los metamorfomagos lo teneis todo resuelto.- se quejó, bromista. - eres prefecto de Gryffindor?- pregunta.

-Soy listo inteligente hijo de una auror y un antiguo profesor de defensa contra las artes oscuras de este colegio- sonrei.- ¿Tu que crees?

- por lo de listo e inteligente, diría que hubieras rechazado el ser prefecto. - explica riendo. - pero lo de hijo de una auror y un antiguo profesor...- dice pensando. - apostaría que eres un prefecto.- comenta.

- Lo raro sería que le hubiesen dado el puesto de prefecto a otro- sonrei.- Encima mis habilidades magicas son superiores a las de la mayoría.
No solía alardear de mis habilidades, pero delante de los Sly si lo hacia. Algo me impulsaba a ello.

Ríe. - yo hubiese renunciado al puesto si me lo hubieran ofrecido, pero ya ves, soy un peligro nacional.- alardea sonriendo.

-Ser prefecto es todo ventajas- sonrei.- Castigas a alguien inventandote razones, los profesores confian en ti, no te castigan etc.

- ya, pero bueno, tengo mejores cosas que hacer.- explica.

-Por cierto tengo una idea, si pierdes la apuesta te castigo- sonrei.

- y si gano que?- pregunta riendo.