Perdido y recién llegado

- molan, tienen mucho dinero. - explica. - hombre, no tanto como las estrellas internacionales como Michael Jackson.- comenta sonriendo.

Podría parecer muy cómico, pero el caso es que después de lo último me quedé mirándole con una sonrisa congelada sin saber qué decir. Lo único que faltaba es que aún por encima conociese a mi padre. Pero bueno, jugaría con la situación, ya que tenía la oportunidad de saber qué pensaba ese chico de papá.

-¿Y tú escuchas su música...? -le pregunté.- Ya sabes, la de Michael Jackson.

- alguna.- dice simple. - ahora mismo, no escucho mucha música.- explica aburrido. - pero tiene de lo mejorcito en canciones.- dice sincero.

-¿Ah, sí? -dije inocentemente.- ¿Cómo cuáles? A mí no me gusta su música, creo que es un pop muy comercial y su rock es soso.

- no te gusta su música?- dice impresionado. - pues veamos, Black or White, Billie Jean, Beat it, Thriller, Remember the Time, Bad, They don't really care about us...- enumera, conocía muchas.

Vale, se sabía la discografía mítica de mi padre.

-¿Thriller? ¿No te parece súper freak esa canción y ese videoclip? -le pregunté.

Ríe. - hombre, el videoclip es raro, pero el ritmo y la sintonía es genial.- comenta.

-¿Raro? -le pregunté.- Pero si es absolutamente ridículo. ¿Qué tenía en mente cuando puso a bailar todos esos zombies?

- pues exactamente un thriller.- comenta riendo. - yo que se...- añade.

-Pues me sigue pareciendo una gilipollez... -dije.- ¿Y qué opinas de su nariz? -le pregunté interesado, a saber qué pensaba sobre la nariz de mi padre. A lo mejor era de los que creían que se le caería con un soplo de brisa.

- esto, sinceramente, del aspecto físico mejor no comento nada.- explica negando con la cabeza.

-¿Por qué no? -le pregunté fastidiado.- ¿Eres de los que cree que es un racista por ser blanco ahora?

- no, pero demasiadas operaciones.- dice sincero.

-Y tantaaas -le dije. Papá tenía en su despacho los recibos de todas las operaciones que se hizo, y las de la tía LaToya también, porque la tía LaToya pasa de pagárselas ella ya que su carrera está hundida y es casi una muerta de hambre y para hacerse liposucciones para que la dejen seguir desfilando tiene que recurrir al quirófano, que es dinero, y acude a papá.- Lo más terrorífico es su mentón implantado, ¿no crees? -le pregunté.

- puede ser...- dice asintiendo. - un momento.- comenta. - tu sabes demasiado sobre él.- añade señalándolo.

-¿Yo? -le pregunté de repente algo nervioso.- Qué va, es que... bueno, una foto vale más que mil palabras... -aclaré pensando.- Y ya se ve como alteró su físico...

- claro... no se parece casi nada a sus hijos.- comenta riendo.

-¡OYE! -le grité de repente, mis ojos eran clavados a los de mi padre, según la prensa y el cirujano plástico de papá. De repente me di cuenta de mi error y quise rectificar.- ¡Oye.. claro! Es que en nada, eh.

- que te pasa enano?- pregunta riendo, al ver que se altera.

-¿A mí? Nada, nada -dije, me estaba poniendo nervioso por momentos. Me levanté de la silla y fui hacia una especie de nevera que había en la cabaña.- ¿Sabes si tiene leche semidesnatada? Es que tengo sed.

- sólo tiene alcohol.- dijo señalando la botella que sostenía, dando un trago.

-¡¡Pero yo necesito algo fuerte de verdad!! -le dije casi histérico de repente mientras me llevaba las manos a la cabeza.

- toma.- le extiende la botella, sería divertido ver a un niño de once años en plan borracho. "A este niño le pega su padre en casa" pensó Razz riendo.

-¡¡QUÉÉÉÉÉ!! -exclamé dejando la botella rápidamente encima de la mesa.- No, no, no, eso es alcohol... -le dije negando con la cabeza a la par que me apartaba de la botella.

- Créeme, esto es fuerte.- dice sonriendo, extendiendo de nuevo la botella. Ríe estruendosamente, ese niño se estaba poniendo muy nervioso a su parecer.